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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ausencia

El trágico y fatídico accidente ocurrido el día Viernes 2 de Septiembre en el archipiélago de Juan Fernadez, donde 21 compatriotas perdieron la vida nos hace reflexionar de una forma, inesperada, porque no decir, violenta, sobre el poder de la muerte. Una vez mas tenemos que reconocer que la muerte es la máxima expresión de la impotencia humana. Cuando contemplamos la muerte de un ser querido, (como lo ha sido la perdida irreparable de estos 21 chilenos, entre ellos el estimado Felipe Camiroaga), que deseamos ver vivo comenzamos a percibir el poder de la muerte, es muy fácil que las personas entren en la muerte, pero imposible que salgan de ella, veamoslo de esta forma, cada uno de nosotros puede rechazar la vida, pero no podemos rechazar la muerte... es algo abrumador, pero, sinceramente creo que el peor escenario que se debe enfrentar luego de la partida del ser amado tiene que ver con los días que vendrán... ya que los días que vendrán traerán consigo aquello tan particular y poco deseado como es la ausencia, esa privación obligada a la que debemos entregarnos involuntariamente. Al principio de la partida todos están... luego unos cuantos, permanecen, hasta que finalmente solo unos pocos quedan a nuestro lado, y es algo natural, pues, "la vida sigue", salvo la de aquellos que han sufrido la falta del ser amado de una manera tan súbita como lo sucedido en Juan Fernandez, entonces, ¿como enfrentar el que "ellos ya no estén"?, es dicho escenario donde el ser positivos parece no ser útil, donde las palabras de aliento no son suficientes para calmar la tormenta desatada en el corazón, donde incluso la compañía sincera de aquellos que nos aman, parece no ser suficiente para acallar el duelo profundo, ¿que hacer entonces?, ¿donde ir?, ¿hacia donde mirar y encontrar sosiego?, es entonces, donde vale la pena echar mano a las palabras de Aquel que una vez camino entre nosotros, de Uno que también lloró, de Uno que no observo a la distancia, sino que se identifico con el dolor de otros, como señala el libro de Isaias "en toda angustia de ellos el fue angustiado", y no solo eso, sino que fue capaz de dejarnos palabras de vida tan sostenedoras como "mi paz os dejo mi paz os doy...no se turbe vuestro corazón", mas de alguien podrá cuestionar y levantar la voz señalando que la religión no sirve para nada, y a decir verdad, concuerdo con expresiones como esas, pues la religión solo es el opio del pueblo, como dijo Marx, pero una relación personal con Jesucristo marca la diferencia entre el dolor y amargura permanente y la paz. Puedo declarar categóricamente, que solo El puede contener un corazón desgarrado por el sufrimiento, su paz que sobrepasa todo entendimiento tiene ese poder maravilloso de sustituir la angustia en reposo, es por ello que desde la distancia de estas lineas no solo a las familias de las victimas, sino aquellos que se encuentren con estas palabras y estén viviendo momentos de turbulencia, agonía, dolor, tristeza les susurro al oído las palabras de un buen hombre que sufrió la perdida de su hija, pero que pudo declarar que "en la presencia de Jesús las más terribles tempestades se convierten en paz "

Un abrazo a todos... en especial a las familias, amigos y compañeros de trabajo de los 21

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